Todos nos hemos preguntado alguna vez si algún día abriríamos nuestro propio negocio, o por el contrario, si siempre tendríamos que aguantar algún jefe cocodrilo esperando con los dientes.
Nosotros los creativos tenemos muy claro que además somos emprendedores, y todo emprendedor sabe que los errores cometidos son lecciones aprendidas.
Gracias al gran equipo que forman la revista Emprendedores muchos a los que les da ese gusanillo de arrancar, pero tienen ese otro gusanillo del miedo, os propongo la siguiente idea:
¿Cómo se monta una pequeña empresa de moda?
Una pajarita parece, a primera vista, un producto fácil de vender en Internet. Mientras que en España se busca en Google 3.550 veces la palabra ‘pajarita’ al mes, en Reino Unido se busca 20.210 veces y en Alemania 75.630. No es un producto mayoritario, pero sumando toda la demanda europea, digamos que hay un interés creciente. Se trata, además, de una talla única, lo que facilita la producción.
Desde el punto de vista de la logística es, además, un producto ligero que ocupa poco espacio. Sumas todo esto y dices: pues sí, parece un buen producto para vender online. Pues no.
Este mes no hemos querido cometer el mismo error que cometen muchos emprendedores que quieren entrar en el negocio textil por el canal online, así que hemos preguntado a empresas del sector qué tendríamos que hacer para no equivocarnos. Si no hubiéramos preguntado al sector, no sabríamos que la forma en la que se le vende (y compran) a los hombres no tiene nada que ver con la forma en la que se vende a las mujeres, aunque estemos hablando de moda; habríamos salido al mercado con pocas referencias, y habríamos apostado por el canal online para un tipo de producto que se comercializa en tiendas físicas.
Se nos ocurre crear la marca Pajarovskys, pajaritas de diseño para hombres de entre 30 y 40 años, con tejidos responsables, certifcados bajo la Global Organic Textile Standard, y fabricadas en España. Tenemos idea de vender a 24,99 euros la unidad.
“En primer lugar, es muy importante que tengas muchas referencias de pajaritas. Aunque sólo tengas cuatro modelos es fundamental que ofrezcas el mayor número de colores y estampados al usuario. Incluso puedes plantear la posibilidad de que el cliente se pueda crear su propia pajarita”, advierte Nuria Nicolás, cofundadora de la tienda online de moda Fashion-pills.com.
¿Por dónde empezamos? “Lo primero, está claro, es buscar proveedores de tejidos y un taller que te lo haga, si no lo sabes hacer tú. Nos sorprendimos de lo cerca que había proveedores. Más que nada es cuestión de acercarte a las agrupaciones sectoriales. Te pueden ayudar a encontrar proveedores y talleres y darte acceso a las personas de contacto”, explica Esther Segura, cofundadora junto a Tania Tarrega de la marca alicantina de prendas artesanas Slow Artist.
¿Con qué proveedores trabajo?
“Los que han quedado en el sector en España están más dispuestos a trabajar con cantidades menores. Pero tienes que venderte bien, sobre todo si quieres conseguir precio. Si encuentras un taller bueno, te van a decir que a diario les llega gente que quiere hacer cosas –que quieren lanzar una línea de ropa– y que rechazan a muchos porque no lo tienen claro. Nosotros les dijimos que queríamos empezar con una colección cápsula, un patrón, seis modelos diferentes. Así tenemos un mismo tejido y podemos hacer una compra que sea más barata, les simplificamos los costes de taller al tener un solo patrón”, plantea Segura.
Vale, conseguimos un productor. Fabricar cada pajarita nos va a salir por siete euros, incluida la tela, la mano de obra y el transporte. “Este tipo de marcas es tan pequeñito que en Internet son casi invisibles. Es muy difícil que alguien llegue a tu web, vea que tienes 20 modelos y te acabe comprando. Ahora se mueven los markets [mercadillos que se organizan una vez al mes; el Mercado Central, en Madrid, y Palo Alto, en Barcelona] que atraen a este tipo de público, para el que es importante tener una presencia física”, recomienda Nicolás.
¿A través de qué canal?
Para la cofundadora Fashion-pills.com, “el problema de una tienda online es que estás en la misma calle que Zara, pero no te ven, nadie llega. La única forma de poder hacer esto medianamente rentable es con puntos de venta físicos: a través de markets, llegando a acuerdos con tiendas físicas con tu misma estética, y que la web sea el pilar en el que apoyar todo, pero teniendo en cuenta que no va a ser el foco principal de ventas de tu negocio. Debes estar online, tiene que haber movimiento en redes sociales, pero una marca pequeñita que quiera facturar, se tiene que aliar con tiendas físicas”.
“Nosotros empezamos decididas a vender fuera, en el Norte de Europa, donde hay una conciencia ecológica y sostenible, un mercado en el que están dispuestos a pagar un poco más por el producto, donde se valora el esfuerzo en material, producción, en hecho en España; y pensábamos en vender a través de la web [igual que la idea de nuestro pequeño experimento]. Pero al final nos dimos cuenta de que nuestro público objetivo era una tipo de mujer con más edad del que nosotras nos estábamos esforzando en promocionar y que era necesario tener puntos de venta. Así que le dimos la vuelta al negocio y comenzamos a abrir puntos de venta en tiendas donde creíamos que podía encajar bien y nos empezó a funcionar”, reconoce Segura.
“Los hombres, además, más que confiar en el estilo de otros hombres lo que confían es en el estilo de las marcas. Si van a una tienda en la que confían y tu pajarita está allí, ahí es donde tienes la oportunidad de que te compren. Una estrategia para mujer, ojo, sería realmente diferente”, matiza Nicolás.
¿A qué precio salgo?
¿Es razonable el precio a 24,99 euros? “Para la clase de hombre que compra este tipo de producto, me parece razonable. Incluso podría subirse un poco. Yo pondría este precio en market, en la web haría promos a este precio, pero en tiendas subiría el precio. Al final es un capricho”, apunta Nicolás.
Nosotros los creativos tenemos muy claro que además somos emprendedores, y todo emprendedor sabe que los errores cometidos son lecciones aprendidas.
¿Cómo se monta una pequeña empresa de moda?
Una pajarita parece, a primera vista, un producto fácil de vender en Internet. Mientras que en España se busca en Google 3.550 veces la palabra ‘pajarita’ al mes, en Reino Unido se busca 20.210 veces y en Alemania 75.630. No es un producto mayoritario, pero sumando toda la demanda europea, digamos que hay un interés creciente. Se trata, además, de una talla única, lo que facilita la producción.
Desde el punto de vista de la logística es, además, un producto ligero que ocupa poco espacio. Sumas todo esto y dices: pues sí, parece un buen producto para vender online. Pues no.
Este mes no hemos querido cometer el mismo error que cometen muchos emprendedores que quieren entrar en el negocio textil por el canal online, así que hemos preguntado a empresas del sector qué tendríamos que hacer para no equivocarnos. Si no hubiéramos preguntado al sector, no sabríamos que la forma en la que se le vende (y compran) a los hombres no tiene nada que ver con la forma en la que se vende a las mujeres, aunque estemos hablando de moda; habríamos salido al mercado con pocas referencias, y habríamos apostado por el canal online para un tipo de producto que se comercializa en tiendas físicas.
Se nos ocurre crear la marca Pajarovskys, pajaritas de diseño para hombres de entre 30 y 40 años, con tejidos responsables, certifcados bajo la Global Organic Textile Standard, y fabricadas en España. Tenemos idea de vender a 24,99 euros la unidad.
“En primer lugar, es muy importante que tengas muchas referencias de pajaritas. Aunque sólo tengas cuatro modelos es fundamental que ofrezcas el mayor número de colores y estampados al usuario. Incluso puedes plantear la posibilidad de que el cliente se pueda crear su propia pajarita”, advierte Nuria Nicolás, cofundadora de la tienda online de moda Fashion-pills.com.
¿Por dónde empezamos? “Lo primero, está claro, es buscar proveedores de tejidos y un taller que te lo haga, si no lo sabes hacer tú. Nos sorprendimos de lo cerca que había proveedores. Más que nada es cuestión de acercarte a las agrupaciones sectoriales. Te pueden ayudar a encontrar proveedores y talleres y darte acceso a las personas de contacto”, explica Esther Segura, cofundadora junto a Tania Tarrega de la marca alicantina de prendas artesanas Slow Artist.
¿Con qué proveedores trabajo?
“Los que han quedado en el sector en España están más dispuestos a trabajar con cantidades menores. Pero tienes que venderte bien, sobre todo si quieres conseguir precio. Si encuentras un taller bueno, te van a decir que a diario les llega gente que quiere hacer cosas –que quieren lanzar una línea de ropa– y que rechazan a muchos porque no lo tienen claro. Nosotros les dijimos que queríamos empezar con una colección cápsula, un patrón, seis modelos diferentes. Así tenemos un mismo tejido y podemos hacer una compra que sea más barata, les simplificamos los costes de taller al tener un solo patrón”, plantea Segura.
Vale, conseguimos un productor. Fabricar cada pajarita nos va a salir por siete euros, incluida la tela, la mano de obra y el transporte. “Este tipo de marcas es tan pequeñito que en Internet son casi invisibles. Es muy difícil que alguien llegue a tu web, vea que tienes 20 modelos y te acabe comprando. Ahora se mueven los markets [mercadillos que se organizan una vez al mes; el Mercado Central, en Madrid, y Palo Alto, en Barcelona] que atraen a este tipo de público, para el que es importante tener una presencia física”, recomienda Nicolás.
¿A través de qué canal?
Para la cofundadora Fashion-pills.com, “el problema de una tienda online es que estás en la misma calle que Zara, pero no te ven, nadie llega. La única forma de poder hacer esto medianamente rentable es con puntos de venta físicos: a través de markets, llegando a acuerdos con tiendas físicas con tu misma estética, y que la web sea el pilar en el que apoyar todo, pero teniendo en cuenta que no va a ser el foco principal de ventas de tu negocio. Debes estar online, tiene que haber movimiento en redes sociales, pero una marca pequeñita que quiera facturar, se tiene que aliar con tiendas físicas”.
“Nosotros empezamos decididas a vender fuera, en el Norte de Europa, donde hay una conciencia ecológica y sostenible, un mercado en el que están dispuestos a pagar un poco más por el producto, donde se valora el esfuerzo en material, producción, en hecho en España; y pensábamos en vender a través de la web [igual que la idea de nuestro pequeño experimento]. Pero al final nos dimos cuenta de que nuestro público objetivo era una tipo de mujer con más edad del que nosotras nos estábamos esforzando en promocionar y que era necesario tener puntos de venta. Así que le dimos la vuelta al negocio y comenzamos a abrir puntos de venta en tiendas donde creíamos que podía encajar bien y nos empezó a funcionar”, reconoce Segura.
“Los hombres, además, más que confiar en el estilo de otros hombres lo que confían es en el estilo de las marcas. Si van a una tienda en la que confían y tu pajarita está allí, ahí es donde tienes la oportunidad de que te compren. Una estrategia para mujer, ojo, sería realmente diferente”, matiza Nicolás.
¿A qué precio salgo?
¿Es razonable el precio a 24,99 euros? “Para la clase de hombre que compra este tipo de producto, me parece razonable. Incluso podría subirse un poco. Yo pondría este precio en market, en la web haría promos a este precio, pero en tiendas subiría el precio. Al final es un capricho”, apunta Nicolás.
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